martes, 18 de mayo de 2010

Amiga, señora Mirtha Legrand


la quiero, la llevo en el corazón.
Me agrada, me envuelve su seducción...

Y seguía la letra sentida, elaborada del extinto Aguilé.

Cierto es que anoche, el tendencioso aunque eficaz “6-7-8”, repasó el almuerzo celebrado en la mesa de la "amiga, señora Mirtha Legrand", ocasión en la cual la anfitriona dejó caer una reflexión, no obstante para nada original, ilustrativa de un discurso que se sostiene desde los medios de comunicación.

Dijo la anciana animadora que, habiendo transitado por experiencias políticas de diverso pelaje que enumeró con puntillosidad (el primer peronismo, los gobiernos radicales, “López Rega”, “los militares”), no recordaba como ahora, la evidencia de un clima de miedo general.

A punto tal, subrayó, que quienes se oponen al gobierno nacional deben hacerlo (en público) en “voz bajita”, giro que ilustró pronunciándolo, precisamente, en voz baja.

En primer término, destaco que me sorprende el diagnóstico de la viuda de Tinayre, escuchado en boca (con perdón de la palabra) de uno de los contertulios del almuerzo, el prolífico autor de “Best Sellers”, Luis Majul.

Tal vez, parafraseando a la presidente Fernández, viva yo una realidad distinta de la de mis congéneres, en la medida que en mi recuerdo –más austero en lapso que el de la añosa Legrand- no registro una época de mayor pluralidad informativa y de libertad ciudadana en líneas generales.

A poco de escribirlo, el repaso de la agenda de este agitado 2010 propone ratificar mi opinión anterior: durante ninguna de las experiencias puntualizadas por la conductora hubiese sido siquiera posible plantear el matrimonio entre personas del mismo sexo, paradigma que –no obstante sea sujeto a crítica- lejos parece admitir el estado de cosas totalitario que se refirió.

Por caso, y en homenaje a quienes ven en el gobierno de Cristina Fernández un dejo socialista tradicional, en la isla de Fidel y Raúl Castro la homosexualidad sigue siendo un delito, por lo que la iniciativa aprobada la semana pasada por la Cámara de Diputados ubica al país entre las naciones con legislaciones más avanzadas (según se lea y aclaro, leo yo) del planeta.

Se hablaba de miedo y de persecuciones en un contexto en el cual se impugnaba categóricamente al gobierno pretensamente autoritario y muchos asentían.

Dicho al pasar y como se señaló, la anfitriona destacó que la ausencia de libertades era peor que en tiempos que definió como los de “López Rega”, soslayando que en esa época el canal para el cual ofrecía almuerzos de pareja indigestión como los que sigue proponiendo ya avanzado el siglo XXI, fue nacionalizado por el interinato de Raúl Lastiri y ella y su finado esposo, echados como perros.

Compartía la mesa la Senadora Nacional y periodista (RE) Norma Morandini.

La Morandini fue víctima de la última dictadura militar, padeció persecuciones y exilio y en este tiempo cuestionable desde muchos aspectos, pero innegable desde su liberalidad, asentía los desvaríos de la Legrand.

Otro tanto hacían el Dr. Nelson, untado paladín de la libertad de expresión (recordemos su sonada e inmediatamente acallada transacción por millones de dólares el año pasado) y el brillante Luis Majul.

En fin, cierro paradójicamente, haciéndome eco de esa dama cariacontecida que recorre los pasillos del canal “Volver”:

No sé, no entiendo.

2 comentarios:

  1. ODIO A ESTA ANCIANA, JUNTO CON SUSANA GIMENEZ Y TINELLI

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  2. No me queda claro el concepto que tenés acerca de la viuda de Tinayre...

    ¡Besos!

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