miércoles, 29 de agosto de 2012

Amando a Leonardo Favio.

En este lugar de cosas chiquitas, de uno, que uno comparte, más de una vez he dejado caer mi opinión sobre Leonardo Favio.

Digo, sin ruborizarme ni echar mano a ningún subterfugio varonil que a Chiquito lo amo.

Así, de una.


Me siento una nena de Sandro o algún fan más de patetismo más o menos irracional cuando pienso en él, cuando repaso su cine, incluso cuando lo escucho cantar. Sus canciones o las de otros, por todas Tema de Pototo (para saber lo que es la soledad).

Suelo llorar (en ambas alternativas) o conmoverme hasta donde no tengo posibilidad.

Sólo él pudo y puede explotar ese sentimiento en mí, como en tantos de mi generación (que no es la de él) que lo admiramos tanto, que ese sentimiento sólo puede expresarse desde un amor duro y puro.

Nadie me acercó tanto al peronismo (lugar en el que no estoy, porque no es el mío, pero en cuya obra, en cuyo Pueblo advierto tanta pureza, me identifico tanto) que Chiquito a través de su obra. Soy injusto, quizás, con Pablo Casas.

Todo su cine está impregnado de ese peronismo, que no es dogmático, ideológico, esquemático.

Es sentimiento.

Como lo propone en ese documental descomunal de siete horas de duración que es su Perón. Sinfonía del Sentimiento. Una escena, entre tantas, me atravesó.

Sólo Chiquito pudo haber concebido la escena que reseño, resumen del amor desbordado que ese hombre siente por Evita. Por Evita-Perón, claro está.

La escena del renunciamiento de ella, en la que Chiquito juega con imágenes de ese evento acaecido el 22 de agosto de 1951. Reitera, machaca, en el rostro (doblemente) sufriente de esa mujer de tan sólo 32 años, que se dirigía a un auditorio de más de dos millones de personas, para renunciar a lo que nunca hubiera querido renunciar.

Se oye su voz. Una voz carrasposa, intensa, apasionada y tierna a la vez.

Y Chiquito (mientras oímos la voz de Evita) se queda con una mano de ella, de la que sobresale un anillo importante que llevaba en el índice. En medio de su discurso, Evita pone la mano con la palma al cielo.

Y Chiquito sobreimprime sobre esa palma de la mano una paloma blanca, que aletea, para tomar vuelo a los pocos instantes, cuando Evita preguntaba retóricamente a la millonada que la seguía en vilo, si alguna vez Evita había defraudado.

Y Chiquito, después de quedarse con la paloma, sin dejar de oírse la voz de Evita, hace ingresar a la escena una música de calesita.

Y Chiquito edita (mientras la voz de Evita se escucha y sube levemente la intensidad de esa música de calesita) una foto en blanco y negro en la que posan, felices y sonrientes, cinco chicos: cuatro nenas y un varón.

Y Chiquito sobreimprime sobre cada una de las pibas y el pibe sus nombres y los disfraces que lucían en esa ocasión de un carnaval de Junín, a principios de los años '20.

Y Chiquito redondea con un haz a la más bonita, a la más chiquita de las nenas, que lleva sobreimpresa la leyenda: "Evita. Abejita."

Sólo él, sólo Chiquito.

Hoy lo homenajearon en el Congreso. Le dieron el premio "Néstor Kirchner" que recibió, con la debilidad física que arrastra de un tiempo a esta parte.

Y eso me impulsó a escribir sobre él y sobre el amor que le tengo a Chiquito Favio.

Y a arriesgar una propuesta que espero alguien la lea y que ese alguien tenga la potestad de llevarla a cabo.

Los yanquis, que serán cualquier cosa menos tontos, vienen abaratando costos en la industria del cine y reestrenan clásicos como El Padrino, Volver al futuro, etc., llenando salas de exhibición aquí y allá: un negocio perfecto.

Antes de venirme a San Juan me encontré con el "Complejo Tita Merello" cerrado. Y me pregunté por qué el INCAA no podría generar un espacio de reposición de nuestras películas, desde que somos unos cuantos a los que nos gustaría volver a ver cine argentino, en el cine.

Y que se empiece por el cine de Chiquito: todo un mes de Favio.

En la Sala grande, deberían alternarse las más taquilleras: Juan Moreira, Nazareno Cruz y el Lobo y Gatica, el Mono.

En la intermedia: Crónica de un niño solo, El romance del Aniceto y la Francisca (abrevio el título), El Dependiente, Soñar soñar y Aniceto, además del corto El amigo, que muchos todavía no vimos.

En la de arriba de todo, La Sinfonía del Sentimiento todo el día, en continuado. Para que uno entre y vea una partecita al azar y vuelva al rato y vea otra y así.

Quién les dice.

martes, 28 de agosto de 2012

¿Es o se hace?

A fines de la semana que se fue, arremetió el líder de la oposición monigota con una nueva.


Dijo, me enteré por el tendencioso y eficaz 678, el jefe de gobierno que los porteños supimos conseguir a Oscar González Oro y a Eduardititito Feinmann, que prohibiría la lectura en las escuelas de El Eternauta de Oesterheld.

La razón: su cruzada anti-política en las escuelas del distrito que gestiona por voluntad masoquista de la mayoría de su electorado.

Uno tiende a preguntarse qué pretende el sujeto Macri, en qué consiste esa movida tan puerilmente reaccionaria.

Ya inferimos en este encuentro austero que podría obrar de ese modo (siempre conducido por la ideología del gurú ecuatoriano que, precisamente, adoctrina al jefe de gobierno.

Nos preguntamos si Macri es o se hace. Creemos que es, exacerbando lo que es.

No sólo un inútil, como se pretendió probar en este espacio, sino un reaccionario: prolija hechura de la última dictadura militar.

Al fin de cuentas, fueron durante esos años nefastos los que le permitieron a Franco Macri amasar el emporio que hizo de Macri, Macri.

Viene expresándolo con mucha nitidez a partir de su cruzada contra la política en las escuelas, porque de ese modo exacerba lo que representa de tantos porteños que abominan de la política en las escuelas, para así exacerbar eso que siempre fue: la herencia cultural y política de la ultima dictadura militar.

Paradójicamente, no nos repugna ese temperamento sincero de un Macri matazurdos porque clarifica el panorama. Nadie podrá de ahora en más invocar un falso republicanismo equilibrador para volver a votar a Macri, a Mariú, a Larreta o a la abyecta Paula Alonso.

Porque ha quedado claro que PRO es la representación cultural y política de la última dictadura militar, que encarnó (en grado sumo) las corrientes políticas excluyentes conocidas en estas pampas feraces de mayo de 1810 a esta fecha.

Lo rechazamos, claro está, pero no nos parece mal que Macri persiga e inste a la alcahuetería de los pibes que discuten de política en las escuelas, porque para ellos la escuela (la Universidad, también) es un lugar en el que hay que ir a estudiar y no a hacer política, como han pregonado Eduarditititito Feinmann y tanto pelotudo reaccionario con micrófono.

No está mal, decíamos y reiteramos, que se saque Macri la careta republicana y muestre su rostro, reaccionario, antipolítico.

El de aquellos que como Macri (padre e hijo) apoyaron a aquella dictadura que se cargó a buena parte de los jóvenes de entonces que militaban en aquellas escuelas y que perduran, congelados en su juventud eterna, generalmente sonrientes, en las fotos que sus familiares publican en cada aniversario en Página/12.

martes, 21 de agosto de 2012

Adoctrinamientos.


Al evocar los años de mi juventud (atormentada, infeliz, también) no me reconozco, al releer escritos almacenados en una PC descangayada o impresos en un papel amarillento por el paso de los años.

Era joven y cultivaba un gorilismo que sólo puedo entender, en esta evocación sorprendida, en el rechazo visceral que le tributé al peronismo, durante mis años jóvenes, el de Carlos Menem.

Al reflexionar sobre esa particularidad recordé mis entrevistas preparatorias de un ensayo biográfico sobre don Arturo Illia que nunca terminé (ni pienso hacerlo, por razones que sería demasiado largo explicar y no dejo caer -por ahora- en este espacio de públicas intimidades), algunas de las cuales repasé hace poco tiempo.

Por todas, una que aprecio especialmente, desde que involucra a un intelectual del radicalismo de mediados del siglo pasado de lucidez extraordinaria: Alfredo Concepción.

Fue entonces cuando, corría el año '98 o '99, lo visité un par de veces en su casa del barrio inglés de Caballito y lo atosigué con un interrogatorio al que se prestó con una tolerancia extraordinaria.

El recuerdo viene a cuento porque, lo verifiqué al repasar esa entrevista que tiene valor por las respuestas de  don Alfredo, le formulaba preguntas a partir de un antiperonismo que el entrevistado eludía con sutileza y elegancia.

Porque nunca fue gorila, don Alfredo, de allí aquella lucidez extraordinaria, motivo de algún trabajo que tengo en carpeta y espero afrontar más pronto que tarde.

La introducción viene a cuento de una cuestión sobre la que vuelve al antiperonismo cultural que ha emergido de sus cenizas en mayo de 2003, superado el letargo impuesto a partir del maridaje en el que se enredaron con aquel peronismo de Menem, por haber sido esa experiencia (paradójicamente) la responsable de la liquidación  de la obra del peronismo histórico.

Quien escribe, no concedía nada a Menem y su peronismo, al que le endilgaba todos los males del país, que habían comenzado (en mi análisis histórico de un gorilismo bobo) con Perón y su gobierno de los años '40.

Y entonces, cincuenta años después, nada me repugnaba tanto como los manuales educativos de ese peronismo, uno de los tantos sonsonetes del gorilismo bobo en el que militaba.

Me santiguaba pensando en esos niños que aprendían a hacer palotes y a leer como primeras palabras: mamá, papá, Evita, Perón.


Al día de hoy, no me convencen demasiado las razones que pudieron haber decidido la implementación de esos planes educativos; creo que ese culto a la personalidad que gobernó esos años trascendentes, empaña en algo la obra descomunal de aquel peronismo, única revolución que pueda considerarse tal en estas pampas feraces.

Sin embargo, impugnar desde mi radicalismo al peronismo por esos excesos constituía un ejercicio del antiperonismo más pueril, más funcional a los oponentes de los alcances de esa revolución social, los mismos del radicalismo de Yrigoyen.

Como toda tragedia se repite como farsa (dizque don Carlos Marx) este gorilismo reverdecido encuentra en este peronismo de Cristina Kirchner, tendencias de culto a la personalidad que aquellos gorilas bobos de los '90 impugnábamos en el de Perón y Evita; desde la advertencia de que en las escuelas del país se estaría adoctirnando jóvenes, adolescentes e incluso niños de edad del preescolar (la inauguración del jardín de infantes Monigotes de Colores, daría fe de ello, según TN), tarea que sería perpetrada -por orden de la Presidenta, desde luego- a través de La Cámpora,  bette noire de la oposición monigota.

Ha vuelto, sí, la política a las escuelas, con mucho vigor, post congelamiento de la era de la boludez, tras el renacer alfonsinista de los primeros '80s; alternativa que debe ser bienvenida, incluso si esa política llega de la mano de la discusión de cuestiones que no son estrictas al dictado de asignaturas y demás yerbas, como sucedió hace unas semanas en el Carlos Pellegrini, cuando se llegó a la medida -última, extrema- de la toma por disentir los estudiantes en el manejo de bufet del colegio o algo similar.

Sostenemos lo anterior, a despecho de la mirada despreciativa de ciertos peleles reaccionarios, en la evocación de otras luchas, de otras épocas, que involucraron planteos similares. Sólo por ignorantes, además de reaccionarios, puede condenarse la intervención política estudiantil en un trance de esa índole: la chispa de El Cordobazo, se encendió, precisamente, en la decisión de privatizar el comedor estudiantil de la Universidad del Nordeste.

Como sea, tanta berretada en torno a la politización de los estudiantes (que motivó una medida en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acorde a su ideología, ligereza y mediocridad) justifica esta entrada que, como se dijo, celebra que los pibes, gurises, changos y demases de este confín austral, recuperen ese terreno que le es propio; dando vuelta la página del escarmiento impuesto en tiempos no tan lejanos a otros jóvenes, que nunca dejaron de serlo, porque fueron prolija y salvajemente exterminados.

Que sea entonces, este renacer de la política estudiantil, una respuesta a tanto adoctrinamiento basura de cierto psicópata con micrófono que resume el perfil de esa generación en modelos como el fan de no sé quién, Charlotte Champagne y otras inmundicias.


viernes, 17 de agosto de 2012

Monigotes de colores.

Ciertos movimientos de cierta oposición mueven a la risa, a la pena, a la bronca.


Aserción que no nace del apoyo de quien escribe al Gobierno nacional, ni negación a cuestiones delicadas sobre las cuales puedan -y deban- insistir los referentes que se le oponen, al estilo de la participación de  Roberto Gargarella, anoche, en necesario y amable contrapunto con Edgardo Mocca en el set de 678, antagónico en su discurso y sentido a las  baraturas que  proponen unos cuantos desde el win opositor.

Nada más lejos de lo propuesto por Gargarella anoche, que este espacio celebra.

Aunque débil en su argumentación (se lo notó excesivamente nervioso al inicio, antipático, incluso, temperamento que fue derritiéndose al calor de la afabilidad con la que fue tratado por su contendiente -que jugaba de local- y el moderador de ese debate, el querido Carlos Barragán) Gargarella siempre jugó limpio, dicho esto desde la apreciación de sus observaciones formuladas desde una honradez intelectual, sin fisuras.

Ahora, le criticamos cierto enfoque, nacida la crítica -apenas- del disenso no sin cierta osadía hacia quien posee una solidez intelectual resaltable; sólo que destacamos que su discurso ha sido a veces contradictorio, y otras propositivo de un rechazo (sin histerias ni exacerbaciones) del modelo nacido en mayo de 2003 a partir de hechos -aunque graves- aislados respecto de lo que el kirchnerismo propone y significa, concluyendo en que no es muy desigual respecto de  experiencias  anteriores, como la encabezada por Carlos Menem, sin advertir que (más allá de unos cuantos tránsfugas políticos) quienes se identifican política y culturalmente con el menemismo -y desde ya, con la dictadura militar que, en la propuesta de este espacio, el menemismo vino a perfeccionar- deploran todo lo que viene sucediéndose desde mayo de 2003.


Como sea, la senda de Gargarella es  la que deberían recorrer las oposiciones -sensatas, honestas, democráticas, claro está- que el Gobierno Nacional admite y (lo creo firmemente) espera y necesita. Nada más decepcionante para Cristina ha de ser tener enfrente a Macri. El triunfo, en todo trance, es siempre seguro y un contendiente de pacotilla como ése, anquilosa, achancha, desde que no supone esfuerzo alguno doblegarlo.

Otros referentes políticos (Hermes Binner, Margarita Stolbizer, unos cuantos radicales extra cobismo/aguadismo, Solanas, por qué no) deberían tomar nota del evento austero, pero importante de anoche en el set de 678, y volver a frecuentar ese ámbito, ante todo, porque les va a convenir para sus intereses.

El reverso de esa opción es, sin dudas, TN, señal expresiva de lo que señalábamos al principio, por tal, traje a medida de Macri.

Andan mal esos muchachos, eshtàn muy nervioshos, dijera uno que no está y se lo extraña, porque exacerban su ridículo.

Desde el programa insignia, coconducido entre tartamudeos y furcios por el periodista millonariamente untado por Repsol, hasta cada uno de los segmentos de ese gran noticiero que se emite de espaldas a una autopista.

Ámbito desde el cual se está batiendo un parche, de tan absurdo, risible: el que propone -con eco en la administración macrista, como no podía ser de otra manera- que La Cámpora adoctrina estudiantes; sin discriminación de las edades, como lo probaría la intervención de algunos de los militantes de esa agrupación en la inauguración del jardín de infantes Monigotes de Colores en Córdoba, como informó TN.

Cuestión que alarma también a la señora bien que conduce las mañanas de Radio Continental, quien evocó esa metodología con el adoctrinamiento de las juventudes alemanas en tiempos de Hitler. Sabe lo que dice, esa señora, hija del Canciller de Ramón Castillo, en tiempos de la guerra, admirador del Eje Berlín-Roma.

Volvemos al inicio y esperamos -aún desde un sector que adhiere a este Gobierno- que estos meses intensos y decisivos que nos esperan presenten alguna alternativa como la de Gargarella, para subir el nivel del debate público, que tanta falta nos hace a propios y a extraños; entre tanto monigote con micrófono.


jueves, 16 de agosto de 2012

Instituciones.


Oye, hijo, las cosas están de este modo 
Una radio en mi cuarto me lo dice todo 
No preguntes más 
Tenés sábados, hembras y televisores 
Tenés días para dar aún sin los pantalones 
No preguntes más.
Sui Generis: Instituciones,  



Uno de los tantos sonsonetes a los que el universo anti-K (no aludo a  los no-K, que son otra cosa y merecen el respeto de este espacio austero) reitera para demostrar que desde mayo de 2003 la República se ha postrado ante la voluntad omnímoda de un matrimonio despótico, corrupto y populista que arrasará con todo, es el del atropello del kirchnerismo a las instituciones, precisamente, republicanas.

Quien escribe, dicho sea de paso, se hace cargo de una opinión dejada en privado por un anónimo lector de este espacio (cobarde por partida doble, no firma ni hace pública su opinión tal vez, por temor a un ridículo seguro) opinión, contaba, consignada mediante un mail cobarde, que acusaba a este espacio como integrante de lo que aturdidos como ese cobarde, denominan blogósfera K.

Lo asumimos. Escribo desde un espacio que integra, feliz, la blogósfera K.

Quien lo anima se ufana de apoyar un estilo de gestión, un modelo, una propuesta política que con sus menos, contribuye a la consolidación de una democracia plena; de una República democrática.

Y pese a haber sido defraudado mil y una vez, deja constancia de ese apoyo, para que se sepa que opinó, que pensaba en los atribulados meses de la puja por una Argentina mejor al legado de la dictadura militar de 1976-1983.

Los principios de esa democracia plena fue sostenida por los referentes radicales del radical que escribe. Que encuentra tanto radicalismo -del mejor, por cierto- en este Gobierno, como tan poco en las filas del que sigue siendo su partido -según cantan los anaqueles de las fichas de los afiliados a la UCR- por razones insondables del alma humana.

¿Existe acaso, profesión de fe más solvente del afán constructor de una República con instituciones autónomas del Ejecutivo que el proceso de selección de los candidatos al Poder Judicial y a los Ministerios Públicos de la Nación, que el inaugurado por Néstor Kirchner a partir del decreto 222/2003?

Como la pregunta es retórica, la respuesta es innecesaria.

El proceso de selección de la abogada que hoy mismo ha comenzado su gestión como Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, es un ejemplo poderoso de lo que escribimos.

Postulada tras un desliz indefendible (la nominación del impresentable Reposo, sobre de quien nada más se escribirá) sorteó con solvencia el proceso de adhesiones, impugnaciones y audiencia pública que prevé el decreto que firmó Néstor al inicio de su Presidencia, a punto tal de -en estos tiempos de intransigencias no pocas veces bobas- se alzó con el prodigio de más de sesenta votos a favor contra tres en contra. Para una reseña del camino felizmente desandado por el oficialismo nos remitimos a la crónica del periodista, tan querido y respetado por los animadores de este espacio, don Mario Wainfeld (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-201178-2012-08-16.html).

En ese trayecto feliz, la postulante recibió dos impunaciones de fuste: la del diario La Nación (idéntico a sí mismo) y de la Cochonga Carrió. En el recinto, los tres votos negativos a prestar el acuerdo requerido por la Presidenta, nacieron de senadores de la UCR. Tres apenas, pero radical el trío, que viene a ratificar lo que se escribió líneas arriba, dicho a partir de la lectura de los argumentos utilizados por esos senadores  para fundar su voto no positivo, hay pocos antirradicales más eficaces que los representantes de un sector de la UCR.

Como sea, recibimos con alegría -por qué no- a la nueva Procuradora General, por lo escrito, y en la expectativa de que será cualquier cosa, menos una Jefa de Fiscales dócil a la interferencia de ningún otro poder, sea político, sea poder de veras.

Al elegir el título de la entrada evoqué el tema homónimo de Sui Generis, cuya letra parcialmente transcribí al inicio de estos dislates escritos con honestidad intelectual.

Será cosa mía, pero creo que la tristeza de Sui Generis, de su letra, pero en especial de su música, constituye una de las expresiones más altas de uno de los argentinos más importantes, entre nuestros contemporáneos Carlos García Moreno I, quien al componer con ese registro bucólico pareciera  -repasado a cuarenta años de las composiciones- anticipar lo que vendría: mento a Rasguña las piedras como denominador común de la hipótesis temeraria que arriesgo, el más obvio, quizás.

Instituciones es otra cosa; tiene una densidad mayor e ironiza, cruelmente, acerca de ese tiempo, con las aristas proféticas que le confiero.

Instituciones expresivas de una opresión planificada, aquellas Fuerzas Armadas de milicos de escritorio como Lanusse, que con su gesto altanero, patéticamente triunfal, parecía advertir algo así como: No preguntes más.

Instituciones tan distintas a éstas, forjadas en este tiempo luminoso (y contradictorio, por cierto) nacido a fines de mayo de 2003.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Mariú como posibilidad.

Monopoliza la preocupación de este espacio austero de opinión, la delicada situación política e institucional que viene atravesando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a partir del evidente desafío del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (reelecto hace poco más de un año con cerca del 65 % de los votos) al Gobierno Federal; cuya escalada debería concluir (tal vez) con la intervención federal al distrito, última de las alternativas deseadas por unos y por otros.

No obstante quien anima este espacio austero de opinión no opina bien de ninguno de los colaboradores de Mauricio Macri (de la mayoría, opina pésimo, problema que sólo es de este otario que escribe) viene cayendo en la cuenta de que Macri es todos los  problemas que vienen presentándose.

Por su desinterés en todo lo que exceda a la banalidad (basta con repasar la cuantiosas tapas que el multimedio La Nación le ha dedicado a él, a su esposa -segunda o tercera, desconocemos- y a la hija que engendró con la ancianidad cercana, a través de la inefable y abyecta revista Hola de Argentina) y su rechazo compulsivo a la responsabilidad y al trabajo, nos azota a los porteños con una gestión cuanto menos abominable, no obstante recibamos sus alcances con júbilo masoquista y declamado respeto a cierto republicanismo federal mal aprendido y peor digerido.

Para ser breve: nada mejorará con Macri al frente del Ejecutivo de la Ciudad; digamos que empeorará, al calor de sus deseos de que todo esto termine pronto (aunque su obrar no ayude) y apele a la victimización permanente que por absurda es patética.

Como cuando refiere que "Si me bajo de 2015, se arregla todo" (http://www.lanacion.com.ar/1499445-macri-si-me-bajo-de-2015-se-arregla-todo), como si tuviera alguna chance de pelear seriamente por la Presidencia de la Nación.

Por estos lares creemos que "todo se arregla" (o mucho se desarreglaría) si Macri deja de ser Jefe de Gobierno.

Si se convence que lo suyo (además de dedicarle más horas a Antonita, como confesó el domingo pasado a los reporteros del diario La Nación) es la Presidencia de la Nación, la de Boca o la de Chacarita Juniors, nos habremos sacado de encima el principal obstáculo que hoy se opone a toda posible normalidad del día a día porteño.

Como dijimos que lo peor sería que ese fin llegue de la mano del Gobierno Federal, y en el respeto al voto (aunque lo cuestionemos) de millones de porteños, desde aquí arriesgamos que una gestión de María Eugenia Mariú Vidal (a la sazón Vicejefa y ungida con tantos votos como su inepto compañero de fórmula) haría de Buenos Aires un lugar menos peor.

No lo decimos porque queramos a Vidal  (apenas si se le respeta), no nos gusta el cinismo con el que repite sonsonetes dictados por la Fundación Sofía, pocas dirigentes están más lejos del perfil que uno quisiera como su gobernante, desde su trayectoria (¿?), sus ideas, sus aliados, sus métodos.

Le reconocemos, en cambio, su legitimidad de origen  y destacamos su género -no sería para nada menor su condición femenina para reconstruir cierto vínculo institucional con el Poder Ejecutivo Nacional-, sin dejar de pensar en sus ambiciones, que nos hacen suponer que se esmeraría en transitar el sendero de la sensatez política, en que las cosas no se harían tan mal con ella como Jefa de Gobierno.

Verdad de Perogrullo, desde que nadie -salvo que se trate de un prodigio- podría hacer las cosas peor (deliberadamente hechas) que el inútil que preside la gozosamente sufriente Ciudad Autónoma.

Así estamos, aferrados a Mariú como posibilidad .

lunes, 13 de agosto de 2012

Castigo Capital.

A miles de kilómetros, observo como sigue sin solución a la vista una huelga interminable, la de los subtes porteños que desde hace unos diez días (informa TN, señal que todavía prescinde de consignar las horas y los minutos desde que marchó el último tren por los rieles que corren bajo las calles de Buenos Aires) les arruina -o por lo menos- les hace mucho más difícil la vida a un millón de personas.

Este espacio responsabiliza a Macri y su gobierno de pacotilla (y de yapa a quienes lo votaron, seré antipático con mucha gente querida y con millones que no conozco) de todo este entuerto, salpimentado por la mala voluntad del Gobierno Federal hacia todo lo que atañe a la hermosamente inútil muchachada de PRO.


Digamos, para ser honestos, que desde el primer día de la primera gestión macrista, el kirchenerismo (con Néstor en vida) se empeñó en hacerle las cosas difíciles al tan malquerido Jefe de Gobierno.

Pruebas al canto: el 9 de diciembre de 2007 fue el último día que circularon los "trenes blancos" que de 2001 a esa fecha trasladaban a los (entonces) cientos de cartoneros de la Ciudad a los confines del conurbano en el que residían. La consecuencia fue casi automática: los laburantes informales de la basura porteña quedaron "anclados en Baires", con los alcances que ello supuso: asentamientos (más o menos precarios) a lo largo de toda la Ciudad.

Un presente griego demasiado jodido, propio trato que el núcleo duro del kirchnerismo tributa a quienes no son de su palo: a Macri se lo atendió, mal, desde el primer día.

¿Qué hizo el líder de PRO, con ese gesto hostil? Subir la apuesta, nunca como ahora, sobre lo que volveremos, más allá de cierto acercamiento más o menos triste que arriesgó, recuerdo un bandoneón que le regaló a la Presidenta en una de las contadas audiencias que Cristina le concedió, antes de enterarse de que reunirse con Macri era (sino un ejercicio masoquista) una inútil pérdida de tiempo.

Lo concreto es que en este tiempo en el que Macri y su asesor ecuatoriano, saben que CFK no puede (ni irá, se vaticina desde aquí) por una reelección que le haría forzar una reelección que la Constitución no admite, sube la apuesta, del modo más funesto: juega con el miedo.

Y eso es perder toda compostura, todo fair play por mínimo que sea. Porque, como se dijo, juega con el miedo de quienes viajan en subte a padecer un accidente como el de febrero en el Sarmiento.

Accidente (sólo diremos esto) del que muy poco se sabe, menos tampoco se conoce de los descarrilamientos en el Mitre de hace unas semanas que pueden responder a deficiencias en un área gubernamental que desde mayo de 2003 hace agua, pero que invita a especulaciones que (de cultivar el desprecio de PRO a la comunidad) el Gobierno Federal podría echar a rodar.

Leo, en esas redes sociales en las que uno pierde el tiempo lastimosamente, la reflexión de uno de los voceros privilegiados del Jefe de Gobierno en los medios, el inefable autor de Combustible espiritual (o como se llame ese compendio de imbecilidades) Aarón Ari Paluch, que interpreta este conflicto como un castigo de la Presidenta al voto de los porteños en las elecciones de julio pasado.

Discrepamos, desde que este conflicto responde, en buena medida, al desafio de Macri a la Presidenta quien (no sólo por sus falencias personales, sino especialmente por su nimiedad institucional) no está en condiciones de hacer.

Había que ver ayer el fastidio del Ministro del Interior y Transporte en 678, cuando se le preguntaba sobre el conflicto de los subtes, en especial cuando se le instaba a que el Gobierno Federal se haga cargo de resolver el conflicto, a lo que Randazzo (maldisimulando las ganas de cagarlo a trompadas a Macri) negaba esa alternativa, con criterio irreprochable, desde que no tiene por qué la Administación de todo un país resolver la ineptitud de quien la gobierna por mandato de quienes, al votarlo, sabían que era un inservible, razonamiento que no hizo entonces Florencio, pero que me permito traducir.

Ante esa sensata negativa, se le inquiría sobre qué se haría si (en la precisa metáfora del Lucho Galende) Macri seguía levantando los hombritos ante este problema grave que afecta a toda la región metropolitana.

Y Randazzo seguía sin saber qué contestar, no obstante pensara en las dos alternativas que existen:

1) Disponer la intervención federal. Tendría que ser pedida por algún funcionario del Estado de la Ciudad Autónoma -por fuera del Gobierno comunal, claro está- y tendría poca (ninguna, tal vez, más allá de PRO) resistencia en el Congreso. Aunque le daría pasto a la argumentación del estilo chavista de esta gestión, con la que vienen machacando Macri y su cohorte de inservibles desde el inicio del conflicto a esta parte.

Medida que se justificaría, creemos desde acá, como se justificaría en el caso de que algún gobernador opositor (el santafesino Bonfatti, el cordobés De la Sota, por caso) decidiera impedir la circulación de ómnibus o camiones por las rutas que atraviesan esos distritos, porque se corre el riesgo de que muera gente por la peligrosidad de las rutas argentinas; exigiendo, para levantar la medida, la transferencia del tesoro nacional a sus provincias de 14 mil millones de pesos (N.: me disculpo por el razonamiento, pero debo esforzarme en ponerme a la altura de Macri y esa hermosa cohorte de inservibles).

2) Dar urgente intervención a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para que se pronuncie (en el marco de su competencia originaria) en los términos del conflicto dado entre la Nación y una provincia, considerada así la Ciudad Autónoma, instando a una urgente resolución de parte de ese Cuerpo Colegiado.

Coincidimos con el inefable autor de Combustible espiritual (o como se llame ese compendio de imbecilidades) Aarón Ari Paluch en que todo este conflicto en un castigo para los porteños.

Sólo que el castigo se llama Mauricio Macri y los porteños, lo supimos conseguir.

jueves, 9 de agosto de 2012

Inútiles por derecho propio.

Uno anda lejos, pero su "lugar en el mundo" sigue siendo la Ciudad de Buenos Aires

Ciudad inexplicable. Inexplicablemente gobernada, desde hace ya cinco largos años.


Muchas veces me he preguntado acerca de las razones por las cuales los porteños nos hemos dado a la flagelación, votando y revotando a Mauricio Macri.

Se escribe que "votamos", no obstante quien escribe sólo lo hubiese hecho por Macri-Vidal si se lo hubiese sometido a una lobotomía cerebral cinco minutos antes de meter el sobre en la urna, en ocasión de las elecciones que dejaron primera a esa fórmula, consagrándola con casi un 70 % de las preferencias de los que fuimos a votar un 31 de julio; magnitud que me fuerza a ser tolerante con mis vecinos (lo que muchísimo me cuesta) con no poca gente querida (que lo votó aupado a un anticristinismo que me cuesta mucho concebir, menos todavía, entender) y asumir esa decisión como propia, en tanto colectiva.

Digamos que ese 31 de julio del año pasado, la Ciudad no estaba mucho mejor que a un año y moneditas de esa consagración que coronó cuatro años de primera gestión: el mismo desprecio por lo público, la misma mugre en las calles de una Ciudad que frisa lo insalubre, la misma actitud de "yo no fui", "yo no puedo", "no me dejan".

La misma mierda, digamos.

Ya que el tema está en el tapete, no tenía Buenos Aires, muchos más kilómetros de red de subte inaugurados, con otros cinco bajo tierra prestos a ser inaugurados al momento de la asunción de Macri en diciembre de 2007 y aún bajo tierra: ciento de millones de dólares de la Ciudad inutilizados por la inutilidad del inútil que la gobierna.

Lo votaron, desde luego, los otrora electores de la UceDé de los Alsogaray, D'Alessio de Viola y otras exquisiteces y todo votante conserva o reaccionario de los barrios acomodados (y no tanto), con el acompañamiento, desde luego, de la exangüe tropa que aún creía y seguía a la Cochonga Carrió.

También, el portento del resultado así lo canta, radicales (no delarruistas, éstos estaban incluidos entre los conservadores y/o reaccionarios que se mentaron), socialistas, peronistas, progresistas anti-K que lo ungieron como el abanderado del "equilibrio republicano"; cuando el estilo, sentido e ideología de PRO están muchísimo más lejos de ellos y de las ideas de PRO que las huestes del Gobierno Nacional.

Por voluntad amplia, sigue la Ciudad gobernada por tan hermosa muchachada.

Que como dato más relevante e inconcebible evidencia una inutilidad muy subrayada, muy llamativa.

Porque si bien Mauricio Macri no supo conseguir lo que tiene, que le vino de arriba merced a la audacia (no siempre confesable) de don Franco; su trayecto vital inhabilita censurarlo como un inútil inconsciente.

Digamos que, si fue reelecto luego de perpetrar esa primera gestión lastimosa, que en tantos terrenos (excepto en veredas, bicisendas y metrobuses, debe reconocerse) significó un retroceso lamentable respecto de lo que se había hecho antes en la Ciudad -que no había sido muy bueno, por otra parte-, debe de haberse preguntado Mauricio Macri y su equipo, las razones por las cuales habría de hacer las cosas mejor, si -en el peor de los casos- siempre se convalidaría lo hecho por la muchachada de PRO como sacrificio en pos de alcanzar cierto "equilibrio" republicano.

Por tanto, esta gestión desatinada, indefendible, grotesca no cae en la inutilidad por accidente, sino que es deliberadamente inepta: al fin, el Obelisco a oscuras o un millón de personas sin subte jode más a la "Kretina" que al redentor de las libertades de los bienpensantes electores porteños.

Por eso, con poca tolerancia, por otra parte, este encuentro austero habrá de considerarlos inútiles; calificativo que luego de tanto desatino se han ganado.

Inútiles, por derecho propio.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Descarrilamientos.

Quiso el destino, ayudado por un lúcido amigo, que prescindiera por un tiempo de mi residencia porteña, decisión por la que le tributo mi agradecimiento.

Las razones de mi gratitud son varias, por todas, la promoción laboral que dicha decisión supuso y por estos días, muy especialmente, el tenerme lejos de una Ciudad que tanto quiero, pero que concentra la avanzada    nacional de un sector económico  (dizque en diciembre) deberá descapitalizarse en modo fenomenal.


Hay otros. que hasta hace muy poco estaban enconados con esos intereses, que por razones conocidas, coinciden en esta propuesta desestabilizadora que nos tendrá a mal traer por muchos meses; por caso, cierto sector sindical que se ha visto (justificadamente o no) afectado en el manejo de pingües recursos y que tiene, a partir del lunes pasado, al otrora secretario general del sindicado de la "Unión Ferroviaria", en el "banquillo de los acusados", enfrentando una imputación que, de derivarse en una condena, haría que tal sindicalista, -Pedraza, José, para más datos- acabe sus días en la cárcel.

A partir del lunes (y siempre en el mismo ramal ferroviario) vienen reiterándose descarrilamientos, más o menos espectaculares, que supusieron trastornos varios: desde heridos y contusos en el más espectacular de los tres que se verificaron (informa Clarínhttp://www.clarin.com/ciudades/Tren-Mitre-descarrilamientos_0_751724924.html) el mismo día en el que, por obra de la coincidencia, comenzaba el juicio oral contra el principal dirigente sindical de los trabajadores ferroviarios, hasta el martirio de cientos de miles en el transporte a sus empleos, conjugada con una huelga interminable de metrosexuales delegados sindicales  (CMF dixit) de origen troskysta que por aquello de "cuanto peor mejor", vienen privando a los sufrientes usuarios del subterráneo de esa Metrópoli de ese servicio, con la inestimable contribución nacida de la ineptitud -todo terreno- del idiota peligroso que gobierna esa Ciudad, reelecto  hace apenas un año con el 70% de los votos de los vecinos de esa Ciudad que tanto amo.

Ciudad a la cual (merced a una lúcida decisión y a Dios gracias) observo desde unos ciento cincuenta mil kilómetros de distancia.

domingo, 5 de agosto de 2012

Lilita, la Cochonga.

Si se me preguntase sobre el sentido, las razones, o interés si quiera,  por las cuales me dedico a escribir boludeces en este espacio, no daría con ninguna que, aún sin explicarlas, se acercase tanto con mi interés por compartir ideas, pareceres, opiniones con gente querida y una muchachada (no tan numerosa pero respetabilísima) que se allegan desde ámbitos inconcebibles, Hungría por todos, como canta la estadística de blogger.com.

Si tengo que justificar los motivos por los que hurto minutos a mi domingo para pensar en y escribir sobre Elisa Carrió, la faena se me complica, cuestión  que debería poner en manos de algún discípulo de Freud, el Coke Garriga por todos.

Y pese a todo, voy a escribir sobre Carrió, quien volvió por sus fueros a los programitas de televisión (ya no es más columnista de Desde el llano y/o A dos voces), su presente la ha relegado a ínfimos estudios de cable, según me enteré a través de un odioso resumen de 6-7-8, al ser entrevistada por la otrora alter ego de Bernardo Neustadt, Clarita Mariño, esa mujer de fealdad despampanante.

En ese resumen, volvamos a Elisa, volví a escucharle desatinos apocalípticos, sobre los que no vale la pena reparar (será porque es domingo, seré  piadoso con Elisa María Adelina) dichas desde una maldad hecha de resentimiento, de despecho, de rencor por el rechazo que ha venido recogiendo a diestra y a siniestra, que le ha negado una Presidencia para la que se siente elegida y que tanto vecino suyo de la parroquia de La Recoleta en la que reside le auguró y aseguró.


Barrio de adopción de esta Cassandra de sainete: su origen es el Chaco valiente y montaraz (como gustaba definir el Esc. Deolindo Bittel), provincia que representó con las banderas de la UCR  en la Convención Reformadora de la Constitución en 1994, evento que la catapultaría al estrellato político porteño (dejaría más pronto que tarde su Chaco natal nimbada por las luces de Buenos Aires) y la pondría cerquita -por qué no- de la Presidencia en 2003, cuando peleó por ella con una dignidad que perdería por completo en los años por seguir a los lejanos meses del derrumbe de 2001-2002.

Pensando en Elisa María Adelina, escribiendo (y maltratando de ese modo mi domingo cuyano), me permito una reflexión que (tal vez) justifica en parte esta entrada.

Una de las obras más intensas, más logradas que he visto este año es Salomé de Chacra que el maestro (muy admirado y querido en este espacio) don Mauricio Kartun dirige en el Teatro del Pueblo y que se invita a que se vea, juega con la fábula bíblica de Salomé y el Bautista, trasladados los hechos a una estancia o hacienda, (según la referencia de cada  personaje) donde un gaucho matarife (Gringuete) relata una tragedia acontecida en ese ámbito poco tiempo atrás; cuando el patrón, Herodes le cortó la cabeza al Bautista (ácrata confinado al fondo de un aljibe, como método de Educación Democrática dispuesto por el patrón) a pedido de su sobrina Salomé (hija de su hermano fallecido, el Aaroncito), con cuya viuda, el hijo extramatrimonial Herodes se casaría tras la muerte del hermano: la Cochonga: "vieja, viuda y estanciera".

La obra, como todo lo que propone Kartun (La Modonnita, El Niño Argentino, Ala de Criados, para destacar las que vi de la pluma del troesma) está destinada a hacer ruido por muchos años y por su densidad narrativa, da pasto para escribir un ensayo. Aquí nos quedamos con el último personaje enumerado, La Cochonga, jugado por la querida Stella Galazzi con vena maestra.

Vamos a arriesgar un paralelo para joder, nomás.

Tengo para mí que al momento de inspirarse en alguien para componer a ese personaje deleznable, artífice de la decapitación del Bautista -no obstante haya sido el vicioso pusilánime de Herodes quien le cortaría la cabeza al subversivo del aljibe-, la autoría intelectual de esa muerte es de la pérfida Cochonga, capricho de la Salomé mediante, porque durante toda la obra, Cochonga se queja del ácrata y sus desafíos verbales al poder de los terratenientes, a punto tal que como muestra la foto que sigue, en un momento se asoma a la boca del aljibe a amedrentarlo, haciéndole saber que más pronto que tarde tronaría el escarmiento, don Mauricio ha tenido in mente a Lilita.



Debió haber pensado en ella para diseñar ese ser no tan abyecto como patético, por tal, inmensamente peligroso. Esa reina de opereta (la Cochonga) que culmina su intervención en la pieza sentada en un trono tejido de alambre de gallinero, anticipando que agarraría para el lado de las tolderías (¿hay acaso una metáfora mejor que este presente lastimoso de la otrora diputada chaqueña, post 2 y pico por ciento de las últimas presidenciales?), en esa terrateniente cuyo territorio finca Kartun -lo inferimos- en el litoral vecino al Brasil; no por nada al inicio de la obra reprocha a Herodes no soportarle más sus brincadeiras.

Por qué no, entonces.

De ser así (y así lo establecemos) a partir de esta obra genial de Kartun, habremos de considerar a Carrió, Elisa María Adelina, la Cochonga de la política argentina.

jueves, 2 de agosto de 2012

Bolsa de Comercio.

Escribo, mientras escucho y veo a la Presidenta despacharse (con generosidad) con un discurso consagrado a un nuevo aniversario del nacimiento de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Discurso, como todos los de Cristina, vasto (lleva más una hora hablando), anárquico (no lee, improvisa), balance y memoria de los logros alcanzados desde mayo de 2003 por el espacio político nacido con el gobierno de su esposo (ni una sola autocrítica desliza, debe reconocerse, tal vez por el exceso de críticas a ese modelo machacadas diariamente desde los medios de comunicación opositores); pícaro (entre dato y dato que exhibe, dedica mandobles a un enemigo político que eligió como contendiente: el Jefe de Gobierno de la Ciudad. Aludió al Club Comunicaciones, sin que la temática del discurso la obligara -seguramente porque en la concesión de ese club finca la prueba de amor del flamante maridaje de Macri con Moyano- y notificó la ausencia de "convictos" en ese acto, aunque recordó que había en la concurrencia un procesado); coloquial (con llaneza explicó por qué determinados grupos apostaban al fracaso del modelo que encabeza para colectar pingües ganancias); de barricada (se reivindicó peroncha y se burló con eficacia de sus enemigos que día a día la hostigan y esperan el final de su gobierno como quien desea que acabe una pesadilla inadmisible); épico (convocó a trabajadores, científicos, estudiantes, jubilados, al sector bursátil, financiero, industrial, agrícola-ganadero, etc. a participar en el engrandecimiento de ese esquema, que no es otro que el de la Patria).


No creo que sea casual que Cristina, esa mujer muy atenta a las enseñanzas de la Historia, diga lo que dice en un lugar emblemático para el peronismo.

Invito a quienes lean este disparate que googleen la frase "Discurso de Perón": la primera opción que arrojará es "Discurso de Perón en la Bolsa de Comercio".

¿Qué dijo, en agosto de 1944, el entonces Secretario de Trabajo y Previsión, Cnel. Juan Domingo Perón?

En resumen: que si el Estado no llevaba a cabo la revolución social que perseguían, con justicia las masas desposeídas, serían esas masas, desorganizadas las que la llevarían a cabo.

Dijo, entonces, Perón:

"El Estado, en gran parte, se ha desentendido del problema social, en lo que él tiene de trascendente, para solucionar superficialmente los conflictos y problemas parciales. Es así que el panorama de la política social seguida representa una serie de enmiendas colocadas alrededor de alguna ley, que por no haber resultado orgánicamente la columna vertebral de esa política social, se ha resuelto parcialmente el problema, dejando el resto totalmente sin solución. Las masas obreras que no han sido organizadas presentan un panorama peligroso, porque la masa más peligrosa, sin duda, es la inorgánica. La experiencia moderna demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, las que pueden ser dirigidas y mejor conducidas en todos los órdenes. La falta de una política social bien determinada ha llevado a formar en nuestro país esa masa amorfa. Los dirigentes son, sin duda, un factor fundamental que aquí ha sido también totalmente descuidado. El pueblo por sí, no cuenta con dirigentes. Y yo llamo a la reflexión de los señores para que piensen en manos de quiénes estaban las masas obreras argentinas, y cuál podía ser el porvenir de esa masa, que en un crecido porcentaje se encontraba en manos de comunistas, que no tenían ni siquiera la condición de ser argentinos, sino importados, sostenidos y pagados desde el exterior". 

Un anticipo, en suma, del ideario de la "Comunidad Organizada" que se plasmaría en el Congreso Internacional de Filosofía en Mendoza, en 1949.
Discurso, muy criticado por la izquierda argentina, que vio en esa propuesta un anticipo del afán bonapartista de Perón y el peronismo, que serviría impedir la auténtica Revolución que ellos (los Codovilla, los Ghioldi) estaban llamados a cristalizar.
Abyecciones al margen, escrito desde un lugar ideológico que no es el del peronismo, ha sido este movimiento el único que supo, quiso y pudo cristalizar la única revolución que se haya materializado en este país. 
Vaya si aquel peronismo que nacía en 1944 la consagraría haría años más tarde.
Vaya si este nuevo peronismo de principios del siglo XXI no está sentando las bases que permitan una revolución con los alcances de aquella.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Vatayones.

Lo dijimos en este espacio austero (en el que no nos reputamos de ser muy agudos) que 2012 vendrá agitado, movidísimo, en razón de una desinversión de proporciones acordes a la avanzada que aquellos que deben desinvertirse vienen llevando adelante y que hará de este país un lugar poco grato para la convivencia democrática.


Es así, y quizás deba ser así, porque (dijera el General) para hacer una tortilla siempre hay que romper unos cuantos huevos.

Llama la atención la diversificación de frentes que oponen a un gobierno que (concomitantemente) responde con pareja energía, cierto que dialéctica: "stanflación" (o algo así) bramaban hasta hace unos días; "cepo a la compra de dólares"; "corralito bancario"; "queremos preguntar"; "relator del relato" y otras cuantas canalladas.

Ahora, rescato positivamente (se verá en qué sentido) el flamante caballito de batalla, relacionado con las actividades de un grupo político denominado "Vatayón Militante" que viene trabajando (le consta al que escribe) con energía y eficacia parejas en las cárceles federales, de inspiración confesamente kirchnerista.

Dije que me constaba, desde que trabajo con personas privadas de la libertad y entre diciembre y julio pasados, visité las cárceles federales en el radio de la Ciudad de Buenos Aires y noté (en medio de una realidad muy desesperante y jodida) esa presencia. Desde la organización de talleres de todo tipo (hay muchos grupos de cumbia y de ritmos que gustan en esos ámbitos, razonablemente) campeonatos inter-penitenciarios, de cerámica, textiles, de literatura, etc.

Creo que nadie (salvo los voceros de los grupos económicos que habrán desinvertirse) puede leer mal que exista una agrupación como esa en lugares en los cuales la alternativa a esas tareas son: las peleas a facazos, la pasta base de cocaína (que, según unos cuantos detenidos que visité menudea tanto o más que en la vía pública).

Quizás, dirigentes como Federico Pinedo, representativo de aquellos que en tanto foro de mierda celebra las muertes de "delincuentes" en la cárcel o fuera de ella, que niega la humanidad a esos seres humanos que se hacinan en esos ámbitos. Es cansador recordar que ya la Constitución alberdiana de mediados del siglo XIX preveía que las cárceles no estaban destinadas a castigar a nadie sino a tender a la resocialización de los detenidos (concepto discutible incluso); que se consagre tanto con tanta irresponsabilidad -pienso, incluso en gente querida, muy querida y muy cercana, que compran el discurso que contradice los principios de Juan B. Alberdi y de toda persona más o menos de bien-

Es coherente que el batallón nutrido de tanto canalla, de tanto reaccionario, de tanto delincuente impune, lea con espanto que exista una alternativa como la del "Vatayón Militante", denominación curiosa y risueña que evoca en solfa una tradición militarista felizmente dejada atrás.

No deja de ser estimulante que uno de los impugnadores de ese grupo sea Sergio Schoklender, felizmente (para quienes coincidimos con el gobierno) en la más dura oposición.

Al fin de cuentas, Pinedo, entre tantos, son referentes de tantos (y no tanto) que darían tanto por la vuelta de aquellos que integraban, con tanto coraje patrio y rectitud viril, aquellos batallones que (en la mirada de ellos), para desgracia de la Nación, como dijimos, hemos dejado definitiva y felizmente, atrás.