miércoles, 8 de agosto de 2012

Descarrilamientos.

Quiso el destino, ayudado por un lúcido amigo, que prescindiera por un tiempo de mi residencia porteña, decisión por la que le tributo mi agradecimiento.

Las razones de mi gratitud son varias, por todas, la promoción laboral que dicha decisión supuso y por estos días, muy especialmente, el tenerme lejos de una Ciudad que tanto quiero, pero que concentra la avanzada    nacional de un sector económico  (dizque en diciembre) deberá descapitalizarse en modo fenomenal.


Hay otros. que hasta hace muy poco estaban enconados con esos intereses, que por razones conocidas, coinciden en esta propuesta desestabilizadora que nos tendrá a mal traer por muchos meses; por caso, cierto sector sindical que se ha visto (justificadamente o no) afectado en el manejo de pingües recursos y que tiene, a partir del lunes pasado, al otrora secretario general del sindicado de la "Unión Ferroviaria", en el "banquillo de los acusados", enfrentando una imputación que, de derivarse en una condena, haría que tal sindicalista, -Pedraza, José, para más datos- acabe sus días en la cárcel.

A partir del lunes (y siempre en el mismo ramal ferroviario) vienen reiterándose descarrilamientos, más o menos espectaculares, que supusieron trastornos varios: desde heridos y contusos en el más espectacular de los tres que se verificaron (informa Clarínhttp://www.clarin.com/ciudades/Tren-Mitre-descarrilamientos_0_751724924.html) el mismo día en el que, por obra de la coincidencia, comenzaba el juicio oral contra el principal dirigente sindical de los trabajadores ferroviarios, hasta el martirio de cientos de miles en el transporte a sus empleos, conjugada con una huelga interminable de metrosexuales delegados sindicales  (CMF dixit) de origen troskysta que por aquello de "cuanto peor mejor", vienen privando a los sufrientes usuarios del subterráneo de esa Metrópoli de ese servicio, con la inestimable contribución nacida de la ineptitud -todo terreno- del idiota peligroso que gobierna esa Ciudad, reelecto  hace apenas un año con el 70% de los votos de los vecinos de esa Ciudad que tanto amo.

Ciudad a la cual (merced a una lúcida decisión y a Dios gracias) observo desde unos ciento cincuenta mil kilómetros de distancia.

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