lunes, 19 de julio de 2010

La cuenta del otario.


Un querido amigo de imaginación prolífica y mirada política parejamente aguda, sabe decir que a la Ciudad de Buenos Aires la aqueja la “maldición de Carlos Grosso”, en alusión a aquel ambicioso y malogrado intendente de Buenos Aires antes de ser Ciudad Autónoma.

Tal gualicho viene manifestándose en la comprobación de que todos los sucesores de Grosso (de 1996 a la fecha) no han podido completar sus mandatos, fuera porque un cambio de empleo (De la Rúa en 1999) o por una destitución (Aníbal Ibarra en 2006) y según profetiza Alfonso, tal el amigo, la maldición cobrará vigencia en breve, cuando se interrumpa el mandato iniciado por Mauricio Macri a raíz de la sonada causa penal que avanza en su contra.

Quienes siguen los delirios que escribo en este espacio saben que quiero poco a Macri, por no decir nada: no comparto su ideología, me irrita su estilo, abomino –incluso- sus preferencias futbolísticas. Nada de lo que ha venido construyendo este muchacho ha concitado mi adhesión y esa tirria ha venido a subrayarse a lo largo de su (déjenme ser redundante) lamentable administración.

Cuitas y traumas al margen (esto en relación al desprecio que papá Franco le ha deparado desde siempre y ha venido a ratificar en estas horas) veo en Macri a un imbécil peligroso, combinación siniestra: carga con la impunidad del opa y –tal vez por esto mismo- es capaz de perpetrar los hechos más indecibles sin despeinarse.

Por caso, al enfrentar de modo destemplado, con un tonito burlón y otario a la vez (Macri ante todo, lo dije ya, es un otario) injuriaba a Sergio Burstein, quien inició la causa que lo tiene en vilo en razón de la ilegal intervención telefónica a su línea domiciliaria, para colmo, familiar de una víctima del atentado a la AMIA. Decía, con esa torpeza tan suya, Macri sobró al denunciante, preguntándole a su entrevistador retóricamente acerca de “cómo vive” esa persona, resaltando a su vez que la víctima por la cual se moviliza era su “ex” esposa.

Para que todo fuera peor, debió haber propuesto alguna broma antisemita, de lo que no estuvo lejos, siendo que la entrevista se desarrollaba en el set de Mauro Viale…

Anoche, en el tendencioso aunque eficaz “6-7-8”, Patán Ragendorfer, al aludir al reportaje, fue categóricamente certero al decir que tales expresiones corroboraban aquello de que la perversión es una provincia de la idiotez.

Lo concreto es que el personaje regresó al país y según vimos optó una vez más por la victimización, proponiendo que Néstor Kirchner controla a todos los jueces que intervinieron en la causa en la que se lo ha procesado.

Invitó a los dirigentes opositores a que se encolumnasen en su defensa, porque más pronto que tarde la persecución de la que se dice víctima podría alcanzarles, para proponer una vez más dislates en torno a la tramitación del expediente, lo que da cuenta una vez más de su impudor y audacia.

Felizmente, en punto a lo primero, parece que su llamado tendrá escaso eco, más allá de las fronteras de su partido (¿?) ma non troppo, puesto que dicen que dicen que unos cuantos dirigentes de pro evalúan el modo menos costoso de sacarse tamaño lastre de encima, estando (por todos) a lo que he leído recientemente de Pino Solanas y a lo escuchado anoche de boca de Elisa Carrió quien se pronunció con sensatez y equilibrio, de lo cual nos había desacostumbrado.

Por restante, un análisis de ojito del caso, ratifica el criterio de la Cámara que confirmó el procesamiento que un juez había dictado; digo: tres jueces –sin disidencia alguna- convinieron en que el sujeto resulta ser integrante de una asociación ilícita conformada, entre otros, por un comisario de la fuerza que él mismo creó y a quien designó al frente y de otros alcahuetes a sueldo para espiar la vida de ilustres y desconocidos.

En el mismísimo “sitio web” del personaje (http://www.mauriciomacri.com.ar/), se publica íntegro el pronunciamiento de la Cámara Federal, particularidad que me ha llamado la atención y que –aún confundido- me inclino a ponderar.

La lectura de ese decisorio a mi juicio desacredita toda sospecha acerca de la ligereza con la que se dijo han intervenido (de manera unánime, reitero) los jueces. Luego de repasar al detalle declaraciones testimoniales y otras probanzas incorporadas en el expediente concluyen en que:

“La fuerte vinculación (de Macri) con J. A. Palacios, la intromisión en datos privados de personas consideradas opositores políticos -a través de una empresa de seguridad a éste atribuida-, el nombramiento de C. James –un hombre de su equipo- con una alta remuneración en un área de la administración totalmente ajena a la seguridad, la total ausencia de contraprestación acreditada en esa área y, en oposición, su cercanía a la Policía Metropolitana, son elementos que consolidan la hipótesis de la querella –tal cual fue presentada- y que refutan –a esta altura de la investigación- la hipótesis de la defensa acerca de la ajenidad de su defendido respecto de los hechos pesquisados (…) No se postula que M. Macri montó una empresa de pinchaduras telefónicos para escuchar a su cuñado y a Burstein, sino que conoció y rpestó su consentimiento para instalar en el ámbito del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires una aparato de inteligencia prohibido, del que se habría servido. (…) La conclusión provisoria, en base a los antecedentes relevados, es que el funcionamiento de ese aparato, su actuación y procedimientos de acción, fue avalado y tolerado por el Jefe de Gobierno. Habría habido aquiescencia de parte de Mauricio Macri del proceder de Jorge A. Palacios, lo que lleva a ratificar que ocupó un lugar en la asociación ilícita. Asegurar, como máxima autoridad del estado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que la matriz del aparato clandestino de inteligencia se instale en su gobierno, se nutra de sus recursos y de tal suerte, pueda funcionar.”

Sólo la amoralidad del imputado y su cohorte de obsecuentes, puede desmerecer la gravedad del hecho endilgado como de la situación procesal consecuente.

No sé, nadie creo que lo sepa, que pasará con el Jefe de Gobierno de la Ciudad, aunque la tiene muy complicada.

Igualmente, y vuelvo al inicio, descreo de maldiciones, brujerías y gualichos, aunque que los hay, los hay.

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