sábado, 27 de febrero de 2010

Sombra terrible de Videla.


“Tenemos que parir en 2011 un gobierno para todos los argentinos, para el que quiere a Videla y para el que no lo quiere”, dijo días pasados el precandidato presidencial por el PJ, y ex presidente, Eduardo Alberto Duhalde y desde entonces no logro superar el estupor.

O, dicho de otra manera, no logro interpretar las razones por las cuales decidió una propuesta tan desafortunada desde donde se la mire.

Vale preguntarse entonces: ¿por qué Duhalde evoca a Videla? ¿Qué motivación política impulsa una declaración que a poco de repasarla constituye una boutade imperdonable?

Porque, según creo desde una comprobación personal, excepción hecha de grupos de notable insignificancia, muy pocos le algo bueno en Videla y son menos aún, los que lo “quieren”; por lo cual su apelación –dicho, tal vez, con ingenuidad- es groseramente “pianta votos”.

En este sentido, resulta llamativa la propuesta a poco de contrastarla con la (poco convincente) condena del otrora candidato Sebastián Piñera a Pinochet y su régimen, siendo por un lado, que son en Chile considerables en número quienes recuerdan con gratitud a ese criminal chileno, a despecho de la anotada condena –o franco desdén- de las mayorías aquí respecto del criminal mentado por Duhalde.

Descartada la variante de una eventual apelación seductora a un electorado nostálgico del tiempo abominable encarnado por Jorge Videla, sólo resta concluir en que lo de Duhalde es una profesión de fe o lisa y llanamente, una provocación artera.

Porque de unos meses a esta parte, y a despecho del ordenamiento interno, viene perseverando en poner en cabeza de las Fuerzas Armadas el combate del delito y la formación de jóvenes vagos y mal entretenidos, artilugio que aún desde su pobreza conceptual puede leerse desde un oportunismo electoral de bajo vuelo. La cosa se oscurece, cuando el candidato –en el contexto que se propone- viene a aunar a las Fuerzas Armadas con un criminal de Estado condenado por delitos aberrantes que hace más de treinta años revistó en aquellas, cuestión bien que diferente.

De la mano con lo que se propone, tal vez Duhalde anda provocando, mediante una convocatoria tan desdichada que desdibuja un perfil que aún con trabajo, desde un sector nacional, popular y democrático podía dibujarse de él. Como si el despecho que, tal vez con justa raíz, abriga hacia los Kirchner, lo llevan a un derrape tan fulero.

En especial, que esa desgraciada evocación haya sido dicha el mismo día en el cual “aparecía” el nieto Nº 101, por parte de jueces y las Abuelas de Plaza de Mayo: mentarlo a Videla en el contexto propuesto por Duhalde aparece así como una canallada indigerible.

Pareciera querer dar pasto a sectores importantes de la comunidad que tejieron las imágenes de sí de golpista –desde la mera mención “Videla”- o de remoto correveidile de las Fuerzas Armadas cuando estuvo al frente de la Intendencia de Lomas de Zamora en 1975.

Del modo que sea, somos muchos los que por estos días a causa de tanta provocación y torpeza, al timonel de la Argentina imposible de 2002 le hemos perdido, definitivamente, toda consideración y respeto.

3 comentarios:

  1. Evoca a Videla por que lo admira. Kosteki y Santillan pesan sobre su conciencia. Dos asesinatos o treinta mil, ES LO MISMO !!!
    Jorge Arcolia

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  2. bueno, bueno, compartiendo o no el razonamiento de Mr. Galván, me parece mucho comparar a Videla con Kosteki y Santillán... no estará exagerando...? Fernando

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  3. He sido duro con don Eduardo Alberto, porque lo merece por otra parte, pero adhiero a la opinión de Monsieur Fernando (me tira la flema inglesa, pero soy más bien galo) no obstante el brutal crimen perpetrado contra Kosteki y Santillán. Hay una galaxia entre esos crímenes y la sistematización criminal de los tiempos de Videla & Cía.

    Sin embargo, Jorge, además de agradecer tu intervención, no estoy tan seguro de que admire a Videla, hay algo más rebuscado, taimado en esta evocación.

    Así lo creo, al menos.

    Que siga el debate.

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