domingo, 15 de agosto de 2010

Pelotazo en contra.



Hubo un tiempo (que fue hermoso y fui libre de verdad, diría Charly) durante el cual justificaba cierto temperamento de difícil digestión del Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Lo hacía evocando a un dirigente de mi partido, muy respetado por mí: Juan Carlos Pugliese.

La relación que trazaba entre Pugliese y Moreno, hacía pie en la célebre frase que aquél pronunciara a la salida de una reunión celebrada con los entonces denominados “capitanes de la industria” durante su fugaz paso por el Ministerio de Economía, cuando el gobierno de Alfonsín se caía a pedazos.

Decía, justificándolo, que Moreno tenía muy en claro que a ciertas personas no se les habla con el corazón.

Por tanto, Moreno, quien escribe y el grueso de quienes vivimos en este sufrido país sabemos bien que aquellos que dominan sus variables económicas no hacen de su vida un ejercicio filantrópico, como por caso, Juan Carr.

La reflexión viene a cuento a raíz de la intervención de Moreno durante una difundida asamblea de accionistas de la sociedad “Papel Prensa”, en cuyo contexto (según el registro fílmico emitido profusamente por el canal de noticias TN) lució unos guantes de box, mientras sostenía gritando como un energúmeno que ni él ni sus acompañantes varones (cualidad que entendió oportuno resaltar) firmarían acta alguna correspondiente a dicha asamblea, además de proferir unas cuantas insensateces como para robustecer cierta idea instalada acerca de su desequilibrio.

Considero, consideramos unos cuantos, importante la puja que el gobierno nacional viene sosteniendo ante el multimedios “Clarín” y la trascendencia que para la calidad del sistema democrático futuro supone su victoria.

Es una pelea que exige nervios acerados, mirada atenta y cuidadosa elección de medios y tácticas, siendo que hay demasiado en juego.

Por tanto, aparece inconcebible –siempre que a la pelea se la quiera ganar- que se eche mano a un personaje que la juega de adolescente pícaro y no hace más que llevar torrentes de agua al molino enemigo.

Que tendrá algunas cosas en claro, aunque ante el desafío que enfrenta la gestión que integra aparece como un patético pelotazo en contra.

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