viernes, 20 de julio de 2012

Los gurises y el veneno.

Los pocos (y no tanto) y buenos (y muy buenos) que siguen (generalmente en silencio) las pavadas que uno escribe, saben que este encuentro quiere mucho al presidente del Uruguay, Pepe Mujica.


En ocasión de escucharlo  (más dormido que despierto) esta mañana plantear las razones por las que remite a consideración del Legislativo del país que preside la ley por la que se despenalizará el consumo y la comercialización de marihuana, mi consideración, en verdad mi respeto hacia el hombre de Estado que gobierna allende el charco, ha asumido una nueva envergadura.


Con su estilo (que no siempre gusta, pero que aquí se celebra) directo, chúcaro tal vez, aunque accesible a  todos y a todas, supo dejar en claro las razones que urgentemente exigen la aprobación de esa medida, que no supone (lo dijo Pepe, coincidimos) que se considere al consumo de marihuana una panacea, sólo que se le propone dar a la realidad que enfrenta ese país -y tantos otros- el mismo temperamento con el que se enfrentan otros consumos que tampoco son alentados, por legales que sean, como el tabaco, el alcohol y demás farmacopea de venta libre.


Las miras de Pepe, hombre de Estado que piensa en los gobernados, en especial los más jóvenes y dejados de la mano de ese Estado, es combatir sin cortapisas aquello que definió (con igual precisión) como un veneno: la pasta base de cocaína que aquí y allá, amenaza con cargarse a una generación.


Del discurso de ese hombre sabio y bueno, ratificamos conceptos y pareceres como alertas: todos aquellos que se levanten airadamente contra el proyecto de Pepe, conscientes o no, contribuirán al mantenimiento del estado de cosas que tanto daño viene causando.

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