martes, 3 de julio de 2012

3 de Julio

Pasaron ya tres años de un encuentro no tan casual, con gente querida que frecuento poco por este tiempo, cuando nos reunimos en un café porteño a divagar, ocasión en la que nació en mi (con la compañía de esa gente muy querida) a conformar algo más formal, si se quiere, ocasión que dio ie al Encuentro que da nombre a este espacio.

No sólo el almanaque de 2009 signó ese bautismo, sino que en coincidencia con el aniversario de la muerte de don Hipólito Yrigoyen (no obstante no todos los intevinientes en esa reunión le reverenciaran la admiración intensa que quien escribe sí le consagra), eché mano a la efmérida y así llamé al grupo, que a poco de nacer fue deshilachándose.

Tanto como este blog, que tuvo su parate y un nuevo impulso el mes pasado, decidido a partir de razones íntimas que ya he compartido y se circunscriben a una: dar fe de lo que uno piensa, con el riesgo que ello supone. Verificado en este mismo espacio cuando, por ejemplo, repaso ciertas entradas muy críticas a Néstor, a quien por estos días (y no sólo por su muerte tan temprana, tan injusta) respeto tanto.



Escribo Néstor y evoco las razones de aquella cita en un café de Buenos Aires en julio de 2009 y caigo en la cuenta de que nos convocábamos para intentar comprender las razones del resultado electoral del domingo anterior: un  empate técnicamente hablando, aunque por los alcances y el estrépito que produjo, en especial ante los resultados en la Provincia de Buenos Aires, donde Néstor perdió por poquito contra Francisco De Narváez y en lo que a mí tanto me preocupaba, teniendo en cuenta el 12% de los votos que había cosechado el candidato del Gobierno, Calos Heller, en la Ciudad de Buenos Aires, campaña en la que participé acompañando a un candidato de esa lista, Julio Piumato, que por estos días me tiene tan asombrado como indignado y dolorido.

Parecía que a Cristina y a Néstor, les quedaba la retirada. Los manuales de la mediocridad en el análisis político, cultivados con tesón  y mano maestra por Joaquín Morales desde el dario La Nación, postulaban la imposibilidad de que Cristina renovase su mandato. Sólo quedaba espacio para una retirada, en pésimos términos, en especial para las personas de ambos conductores de ese Gobierno.

Nada salió como esperaban ellos, los opositores encarnizados a ese Gobierno, revalidado luego de que el país quedase dado vuelta como una media: como ya escribí fue el tiempo más fecundo e intenso de los años K, los que consolidaron los cambios iniciados en mayo de 2003 y perfilaron una Argentina tan distinta a la legada por la última dictadura militar.

Que por eso pone tan nerviosos a tantos que esperan que esta etapa luminosa como pocas termine cuanto antes y denostan a Cristina, como denostaron a Néstor, al mejor Raúl Alfonsín, a don Arturo Illia, a Juan y Eva Perón.

Y por cierto, a Hipólito Yrigoyen.

1 comentario:

  1. REPRODUCCIÓN DE UN MENSAJE REMITIDO A MI CASILLA DE MAIL (como para que siga el debate).

    Cada tanto recuerdo aquel 3 de julio de 2009.

    Es una pena que no haya prosperado el grupo de la forma en que inicialmente se había pensado, personalmente lo lamento mucho porque conocerlos fue muy grato, me parecen personas valiosas por su pensamiento y porque comparten mi pasión y vocación por la política.

    Creo que la discusión siempre es valiosa, si se comparten ciertos parámetros "básicos", un mínimo en común sobre ciertas cosas que para mi son muy importantes, que no se negocian (no considero útil discutir con cualquier persona) pero en este caso me parece que -en lo que para mi es fundamental- había acuerdos.

    Si las opiniones no se cruzan es sentarse juntos a cantar una misma canción, y eso puede ser muy lindo, pero en el contexto de un grupo/espacio de ¿reflexión política? eso no me seduce.

    Han pasado tres largos años.

    En general, lamento que la lógica River-Boca (Freund/ Feind) reduzca los espacios de discusión que considero tan valiosos, lamento la necesidad de atrincherarse que sienten muchos -tantísimos- aquí, allá y en todos lados.

    Lamento las amistades que se terminan y los lazos que se vuelven "raros" por apoyar o no ciertas decisiones de un gobierno.

    Si no se pueden revisar políticas (porque ese (porque ese macro "gobierno" y "oposición" obliga a pensar en términos binarios, simplistas, maniqueos, y no me parece un análisis pertinente) no estamos en el camino correcto.

    Lamento que toda crítica hacia "el modelo" sea leída en términos de un gorilismo acérrimo propio de quien está imbuido por las ideas emanadas de "la corpo", lamento que el pensamiento crítico no tenga cabida, que sea "hacerle el juego a la derecha", que perdamos de vista que no está bueno comprar un "paquete ideológico" porque no es un combo de Mc Donalds: puedo apoyar una política y puedo condenar otra, y puedo -todavía más-condenar ciertas dolorosas omisiones del Estado, que también son políticas públicas, sobre ciertos temas.

    En lo que estoy segura estarás de acuerdo en los que es necesario seguir avanzando.

    Sin por eso caer en la crítica berreta acerca del atuendo de la presidenta, o el uso del avión por la rodilla de Máximo y ese tipo de cosas de lo que considero "la gilada", que no comparto en lo más mínimo, ni tampoco apoyar candidatos nefastos que aparecen en la vereda de enfrente, creo que no hace falta aclararlo.

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