martes, 31 de julio de 2012

Incendios.

Entre tantas alternativas dolorosas que presenta este 2012 fatal (que no fecha el fin del mundo, pero se lleva gente querida y talentosa día a día) una decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación resuelta el año pasado, que viabiliza una decisión política impulsada por el Poder Ejecutivo Nacional (con ulterior aval abrumador del Legislativo) viene, como en tantos otros terrenos, a modificar la estructura social y económica excluyente que nos legó la nefasta dictadura militar que azotó al Pueblo de estas pampas feraces entre 1976 y 1983.

Será en diciembre cuando un grupo económico de fortaleza desusada de acuerdo con su actividad principal (y que por eso dice mucho del país que perfilaron los criminales de Estado de esa dictadura) tiene que desprenderse de activos (de señales de cable en rigor) para viabilizar los alcances de la Ley de Medios Audiovisuales, aquella que reseñaba al inicio.

Hasta diciembre, el país será un incendio.

Creo que nada de lo mucho que sucede (desde el Obelisco a oscuras, fruto de la idiotez del idiota peligroso que gobierna la Ciudad de Buenos Aires, hasta los "ajustes de cuentas" del conurbano, cuestión en la que el Gobierno Nacional debe actuar pronta y categóricamente) deja de estar relacionada con ese paso trascendente enderezado a modificar el país abyecto que esa dictadura abyecta nos dejó.

En medio de tantas calamidades, un sicario -menos sanguinario que aquellos que descuartizan y decapitan por la zona de Moreno, pero hecho de la misma madera- se ensaña con uno de los abanderados de esa cruzada (vale el término) fundante de algo menos malo de lo dejado en diciembre de 1983 por una comandita de asesinos, en tributo de sus socios, igualmente deleznables.





Creí mucho en ese tipo que en 2012, al final de una vida tan mal llevada, desde esa corrupción que evidencia desde el estado de ese cuerpo deforme y envilecido, se ocupa de menesteres tan abominables como el de ensuciar a Víctor Hugo Morales, tal el adalid de la lucha por la Ley de Medios Audiovisuales.

Era la noche (así la viví yo) de los '90 y Jorge Lanata era, para quien andaba por los veinte años, una figura atrayente, un modelo incluso.

Fue quien me hizo adoptar el primer diario que elegí por propia voluntad, que no se leía en casa, pero que él dirigía: "Página/12", medio en el que descubrí plumas que adoptaría para siempre: Soriano, Wainfeld, Bayer, Gelman, Feinmann, Verbitsky; me amigaría con Rep y sus dibujos (en los '80 era yo un alfonsinista duro y puro y me calentaba de lo lindo con "Los Alfonsín", tira en la que años más tarde advertiría la mirada tierna -aunque muy crítica- que el entrañable Migue Rep tributaba al querido Gallego) y también disfruté mucho -debe decirse- al propio Lanata, a Caparrós, a María Moreno, a tantos y tantas que me marcaron en buena medida desde intereses, elecciones, decisiones, gustos: ideologia digamos.

Era loco por Lanata, lo admiraba muchísimo, le tenía afecto, incluso.



Recuerdo un programa radial de él "Hora 25" que emitía la "Rock&Pop" en esos abominables años '90s. Iba a la medianoche, todos los días y no me perdía una emisión; a punto tal que llegué a ir a los estudios que esa radio tenía por la calle Estados Unidos, creo, un viernes por la noche, con mi amigo Fabián Gerbino.

Llegué a salir al aire en ese programa, incluso. Conversando con Lanata, como lo hubiera hecho con un amigo. Un amigo al que respetaba muchísimo.

Evoco la calidez del programa, las entrevistas a personajes entrañables (recuerdo una excepcional a Hugo Guerrero Marthineitz), los oyentes que identificaba por nombres y apodos, en especial me acuerdo de una chica ciega que decía asociar su voz al color azul, el que no conocía por no poder ver desde que había nacido.

El tiempo, que suele ser fiero y vengativo como escribió Discepolín, echó todo por la borda.

Ya me hizo ruido su maridaje con Neustadt en Punta del Este, aunque el fin de mi fe en Lanata comenzó con una edición de "Día D", por el '97 o el '98.

Había hecho mucha alharaca el domingo anterior con una cámara oculta en el supermercado "Carrefour" y lo reveladora que sería de cuestiones muy delicadas; cámara oculta cuya primera parte emitió al domingo siguiente. Me acuerdo que nada de lo que pasó me llamó mucho la atención, sí entrevistaba a repositores que trabajaban en negro y otras situaciones que (aunque delicadas) no suponían la gravedad que había anticipado tan insistentemente. Por ello, al cierre de la entrega, dijo que el domingo siguiente se vería la parte sustancial del informe, la más reveladora.

Al domingo siguiente, volví a ver "Día D" y transcurrida la primera hora, ni mención hubo a la cámara oculta de "Carrefour". Promediando la emisión, anunció una nueva sección "desfile de modelos": a lo largo de una pasarela, desfilaría un "modelo social", del tipo de Juan Carr, Margarita Barrientos o la Moni Carranza.

El segmento, era auspiciado por "Carrefour".

A partir de ahí, su salida de "Veintitrés", el delirio del Maipo, la dirección de"Crítica de la Argentina", del bracete de Marsans y otras canalladas, hicieron que olvidase a Lanata.

Hasta este año, de "fuck yous" consagrados a una platea que nunca había sido la suya, de clasemedieros resentidos (aunque haya alguno que otro que piense distinto a uno y no merezca que se lo descalifique), pero ciertamente, una platea muy "Alto Palermo" de jóvenes que medran en una antipolítica de paladar negro, que no leen a Feinmann, a Bayer o a Wainfeld, como no hubieran leído en los 90s a quien ahora los ameniza con monólogos deficientemente oxigenados.

Aunque -y vamos cerrando- de alguna manera quiso volver sobre sus pasos y denunciar connivencias presuntas de Morales con la dictadura uruguaya, quien hace semanas dijo estar harto de que se hablase tanto de los años '70.

Exhumó algún cadáver insepulto y habló de cuarteles, Tupamaros quebrados y partidos de fóbal, allende el charco.

Como sea, desde acá bancamos a Morales: haya estado o no con los militares del Uruguay, no obstante nos conste (nos consta) que no fue así. Que siempre estuvo en la vereda de uno, por eso lo bancamos desde este humilde espacio. Porque hoy, aquí y ahora, Morales representa todo lo contrario a la tradición de los golpistas de aquí y de allá. Porque se ha jugado en una movida que apunta a revertir el legado del terrorismo de Estado de los ideólogos del Plan Cóndor.

Y que Lanata siga donde está, que le sienta muy bien en su lamentable epìlogo vital.

2 comentarios:

  1. Muy buena nota, y me identifico con la segunda parte en casi un 100%...Saludos

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    1. Saludos Jackie. Se agradecen los elogios y se la espera seguido en este espacio.

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