martes, 9 de marzo de 2010

Virtualidades.



La primera entrada de este espacio se ocupó de la Dra. Elisa Carrió y de su discurso, inconmovible desde entonces, propuesta de una intransigencia dura y pura ante un gobierno democrático y débil, propia de la que correspondería oponer a un gobierno autoritario y fuerte.

Cierto es que a juicio de una de las referentes más destacadas de esa entelequia que los medios vienen caracterizando como “la oposición”, este gobierno es de facto y el anterior, del cual éste es continuidad, tenía los rasgos de la Alemania del Tercer Reich; curiosa caracterización como tantas otras que viene proponiendo la diputada, a quien muchos le atribuyen benevolentemente un estado de demencia irremontable.

Convocada al programa del canal “TN” conducido por María Laura Santillán, junto con Felipe Solá, con quien teje una alianza insólita e indigerible, volvió a la carga con esa prédica que es en ella un estilo arriesgando inminentes partos y violencias perpetradas desde el gobierno, que con desparpajo y cinismo denomina: “poder”.

A algunos, por caso los ácidos circunstantes del programa legítima y abiertamente oficialista “6, 7, 8” les causa gracia Carrió, sentimiento que de alguna manera pondero, desde mi imposibilidad de empatizar con una dirigente que exuda tanto odio y propuestas meramente obstruccionistas.

Sería Carrió, en todo caso, una bromista fúnebre, de velada perversidad.

Puesto que lo que propone descuenta sufrimiento, ajeno por cierto, desde que quien incomprensiblemente es erigida como un epítome de la ética, habiendo sabido subsistir durante lustros merced a la caridad ajena, en concreto, del diezmo de los legisladores de su sector que le permitieron sufragar –en aquellos años de ocio- los gastos del piso en el que reside en el barrio porteño de La Recoleta.

Aunque puesto a pensar mal y acentuando mi sorpresa acerca de esa consideración moral, arriesgo que su acomodado tren de vida ha de haber sido satisfecho merced a aportes de distinta índole.

Decía que se la tiene por loca, como a Fernando de la Rúa se lo tuvo por estúpido y puede ser que ambos sean loca y estúpido, aunque en mi caso, mediante un repaso apurado sus trayectorias, hayo cinismo y desparpajo.

Más allá de la pobre opinión que muchísimos tenemos ya respecto de quien nos ha hartado definitivamente, advierto en su vigencia –subrayada desde una convocatoria a los medios de difusión que parecen olvidar la austera cosecha de su última candidatura- en las necesidades mutuas trazadas entre la dirigente y tales grupos de interés.

Al igual que en ocasión de la primera entrada, volvió a presentarse Carrió conmovida ante la posibilidad de que grupos afines al gobierno nacional se movilicen en defensa del pliego propuesto de Mercedes Marcó del Pont, para la jefatura del Banco Central por parte de la Presidenta, insinuando la finalidad de esa movilización de impedirles sesionar.

Persevera una vez más, en esa prédica sino reaccionaria, ciertamente conservadora, que viene predicando en pro de la desmovilización popular, instando a que la política se la vea por TV, ámbito en el cual la diputada es, a no dudarlo, imbatible; como negadora de la tradición más rescatable de los partidos y organizaciones sociales populares y democráticas del país.

Sería la realización de esa “Argentina virtual” propuesta por la Presidenta en el punzante discurso pronunciado el pasado 1º de marzo ante la Asamblea Legislativa.

Curiosa era la presencia en el set de Felipe Solá, que nada opuso a la propuesta de su inminente aliada.

Hay mucho en juego ante el recambio que se viene y muchos poderes juegan fuerte en esa eventualidad, tal vez por eso Solá no dijera nada.

Comprensión al margen, parafraseo a Jacobo Timerman, cuando encaró a José Claudio Escribano en tiempos de Videla, al momento de devolver el premio Moors Cabot en agravio a la solidaridad con aquel periodista, víctima de esa dictadura, de la asociación que confiere el lauro.

Felipe, no te pedían tanto.

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