lunes, 18 de enero de 2010

El futuro, ya llegó.


Lo predije: ganaba Piñera.

Y ganó.

En aquel post que escribí apresuradamente en las vísperas del balotaje (lo que aparece redundante habida cuenta el estilo que le imprimo a todos los comentarios que dejo en este espacio) daba cuenta de las impresiones que había recogido en mi paso fugaz por La Serena, en la región de Coquimbo en el norte chileno y que de ello se derivaba mi pronóstico de un triunfo cómodo del candidato, definido en estas tierras -sin los eufemismos a los que se echa mano en nuestro país- de la "derecha".

Lo curioso es que fue esa región la que le dio al payaso de ocasión en el programa "El Hormiguero", don Eduardo Frei Ruiz Tagle, la victoria más holgada sobre su contendiente. Digo: aún veraneando en la zona más proclive al candidato perdedor, pude olfatear un triunfo que aunque ajustado, no admite cuestionamientos.

Más: el diario "El Mercurio" -némesis de "La Nación", más desvergonzada aún- que por estos días está exultante, destaca en sus columnas el cariz histórico de la hora que se vive: por primera vez en 52 años gana un candidato de la "derecha", desde aquella victoria en 1958 de Jorge Alessandri, quien se impusiera sobre Salvador Allende con el 31% de los votos.

Se perfila un nuevo Chile, anuncian empachados de algarabía los voceros del capital concentrado local.

Y hacen bien en festejar. Porque amasaron durante años este triunfo y lo alcanzaron merced a esos esfuerzos y a los (de)méritos de sus contrincantes.


Como festeja Piñera en la foto que ilustra el post, en la que se lo ve tan ufano, pletórico de felicidad, flanqueado por su esposa, una tal Cecilia.

Aquí los candidatos a vicepresidente brillan por su ausencia (enhorabuena, ahora que lo pienso) y los candidatos recorren el país con sus consortes (Piñera con la tal Cecilia, el derrotado con nuestra recordada "Martuchi") e incluso se les da un lugar prevalente a los hijos y los nietos.

No aludo solamente a los políticos de la "Concertación", que tras veinte años ininterrumpidos en el poder, lo dejan; sino muy especialmente por quien apareció en el proceso electoral como la alternativa "independiente" a esa coalición: Marco Enríquez-Ominami (ME-O), como todo el mundo lo menta aquí.

El tal ME-O es un joven diputado de treinta y seis años, recientemente separado de las filas del socialismo chileno disconforme ante la alternativa de no poder ser candidato en las primarias jugadas en el seno de la "Concertación".

Hijo de un dirigente del MIR chileno, asesinado por la dictadura pinochetista, ME-O, viene a ser la "bocanada de aire fresco" en la política local, desde una pose y un discurso naturalmente desacartonados que -con muy poco éxito- el fantoche de ocasión del programa "El Hormiguero" quiso emular unas noches atrás para seducir a su electorado.

Porque en la primera vuelta ME-O obutvo más del 20% de los votos, no demasiado lejos del improvisado bufo televisivo, a quien le dio un apoyo en esta instancia que de tan hermético apareció no ya insincero, sino insultante y con los efectos contrarios viabilizados el día domingo -diré yo- calculados por el cheronca de ME-O.

Dijo el miércoles pasado algo así como que él no podía apoyar a un candidato (Piñera) que era asesorado por quienes habían intervenido en la dictadura militar que había asesinado a su padre por lo que, dijo literalemente: "apoyo al candidato del pueblo, del 29 % de los votos", en alusión a Frei.

Por cierto, si bien se está analizando que los votantes de ME-O, en una significativa porción siguieron tan particular consejo, no pocos sufragraon en blanco o lo hicieron por Piñera.

En definitiva, la conquista del poder por parte de la derecha más neoliberal y rancia de la región llega en Chile con la ayuda -deliberada o no- de un candidato "progresista", de tradición socialista y por ende de "izquierda", presentado en la elección como una alternativa "independiente".

Todo aquel que suponga que avizoro algo similar en nuestro país en 2011 y que lo referido en el parrafo anterior tiene alguna relación con mi amigo Pino y su "Proyecto Sur" está completamente equivocado.

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