viernes, 3 de abril de 2020

Diario de la cuarentena. Día 14.

No voy a volver a cenar (a "comer" escribiría la tilinguería con la que me crié en San Isidro, uno de los lugares con más densidad de gente horrible del Globo) carne roja. Porque descanso mal.

Así y todo, sigue mi moderado buen ánimo. El tiempo ayuda para ello; la mañana del día quince se presenta fresca y luminosa.

Al buen ánimo lo sazono, también, con mi rutina de los lunes, miércoles y viernes. Cuarenta minutos moviendo el esqueleto, sudando la gota gordas y sintiéndome mucho mejor después. 

Las primeras veces, colgaba a los 20 minutos, ahora llego a los 40 cómodo. Me pone contento.

"Mens sana in corpore sano", para escribir una gansada.

Ayer escribía sobre "El Farmer" de Andrés Rivera, cuando anticipé que alguna nota dejaría caer en este bazar humilde, sobre su obra mayor, Premio Nacional de Literatura en 1992: "La revolución es un sueño eterno".

En esta novela, el protagonista es otra personalidad política del siglo diecinueve: el abogado Juan José Castelli.

Recuerdo haber abordado con muchísima prevención el texto, allá por los años '90. Además de ser un rosista perro entonces, me había intoxicado con la literatura de Hugo Wast.


La obra, se emparienta con la que comenté ayer, porque se ocupa del pálido (y cruel, muy cruel) final de Castelli.

El comienzo anticipa lo que seguirá:

"Escribo: un tumor me pudre la lengua. Y el tumor que la pudre me asesina con la perversa lentitud de un verdugo de pesadilla.
Yo escribí eso, aquí, en Buenos Aires, mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche? Escribí: mi lengua se pudre. ¿Yo escribí eso, hoy, un día de junio, mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche?
Y ahora escribo: me llamaron ¿importa cuándo?- el orador de la Revolución. Escribo: una risa larga y trastornada se enrosca en el vientre de quien fue llamado el orador de la Revolución. Escribo: mi boca no ríe. La podredumbre prohíbe, a mi boca, la risa. 
Yo, Juan José Castelli, que escribí que un tumor me pudre la lengua, ¿sé todavía, que una risa larga y trastornada cruje en mi vientre, que hoy es la noche de un día de junio, y que llueve, y que el invierno llega a las puertas de una ciudad que exterminó la utopía pero no su memoria?"

El presente de la novela de Rivera se corresponde con el juicio en el cual se acusaba a Castelli ante un tribunal militar ante la derrota del Ejército Auxiliar del Alto Perú en la batalla de Huaqui o del Desaguadero en el Titicaca, el 20 de junio de 1811.

Aunque en ese trance bélico no tuvo mando de tropas (era el representante de una Junta que para ese entonces, languidecía), se le reprochaban las maniobras militares decididas cuando ese desastre militar, además del comportamiento de la tropa en el territorio de las provincias del Alto Perú, actual Bolivia.

Castelli, integrante de la facción llamada jacobina de los primeros años de la lucha por la emancipación, debía defenderse no sólo por esos graves hechos, sino, en sustancia, por las ideas que había sostenido desde el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, cuando había liderado la posición que bregaba por la remoción del entonces virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.

La novela fue llevada al cine por mi admirado amigo. el director de cine Nemesio Juárez en 2010, con supervisión del propio Rivera y el talentoso e inolvidable Lito Cruz como Castelli.

Filmada en San Luis, tiene muchos momentos muy logrados y actuaciones notables. 

Además de la sobresaliente (conmovedora y conmovida) actuación de Lito, destaco también las de: Mónica Galán (en el papel de la esposa de Castelli), Luis Machín (como Belgrano), Juan Palomino (Bernardo de Monteagudo), Ingrid Pelicori (un personaje de ficción. Irene Orellano Stark), Hugo Álvarez (el "Dr. Cullen", médico de Castelli), Adrián Navarro (Mariano Moreno), Edward Nutkiewicz (Pedro Agrelo), Carlos Kaspar (William Beresford), Manuel Vicente (Pedro de Álzaga) y Antonio Hugo (Baltasar Cisneros), entre otros.

La película, gracias a la generosidad de su realizador está disponible en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=Uv8ox4m2RN4&t=685s

Claro queda, como anticipé que Rivera y Juárez defienden a Castelli, se embanderan con él, explícitamente el director de cine que dedica su película: "A mi hermano Enrique y a todos los que, como él, soñaron una Patria Grande y Justa".  

Enrique Juárez, cineasta como su hermano Nemesio, era además dirigente del Sindicato de Luz y Fuerza por la Juventud de Trabajadores Peronistas. 

Se encuentra desaparecido desde el 10 de diciembre de 1976.

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