miércoles, 1 de abril de 2020

Diario de la cuarentena. Día 12

Aquí me ando, dejado atrás el día doce de esta cuarentena.

Molesto con mi barba, hacía años que no la dejaba crecer tanto, me pica, me pincha. Ya tiene 12 días, 13 quizás, esta barba molesta. Blanca la barba, negro todavía el bigote, algo parecido a lo que me pasa con el pelo: las canas se amuchan al costado, al centro, el pelo sigue siendo oscuro, aunque entrecano.

Sigo con el cine, aunque leyendo bastante más.

"CineAr" emitió hace un par de días "Evita quien quiera oír que oiga" de Eduardo Mignogna y ando con ganas de escribir sobre esta hermosísima película.



Filmada en 1984, cuando desde ciertos ámbitos de la maquinaria cultural se construía entonces un relato republicano alrededor del flamante Presidente que representaba (a la mirada de esos ojos) lo opuesto al legado del movimiento derrotado en las urnas en octubre de 1983.

Sobre todo, por el contraste entre el candidato triunfante en esas elecciones con los referentes del peronismo perdidoso (por todos, Herminio Iglesias y Lorenzo Miguel bestias negras de esa derrota). Mignogna, se empecinaba en subrayar, en ese momento de incertidumbre para los peronistas, que el movimiento supervivía y que era bastante más que un par de mariscales de la derrota.

Quien quiera oír, que oiga.

El filme relata el viaje de Cholita a sus quince años sola, de Junín a Buenos Aires, repesentada por Flavia Palmiero en su debut cinematográfico. Lejos de la animadora de la "Ola está de fiesta" que conduciría poco tiempo después y, en especial, de la famme fatale que compartiría el lecho del maduro Franco Macri.

Muy bien marcada por el director, Flavia interpreta a su personaje con ternura absoluta. Sin texto, juega escenas en el vagón de un tren, en las calles de Junín, en el teatro del pueblo haciendo una declamación, en la mítica velada del Luna Park cuando conocería al entonces coronel Perón, en las calles porteñas cuando el 17 de octubre, en la Plaza de Mayo, en Retiro a su llegada finalizado ese viaje tan anhelante, que encerraba tanto riesgo.

Decía que el relato es coral porque el personaje de Evita no habla, la voz de sus breves parlamentos es la de Silvina Garré, intérprete de las canciones de la película, acompañada al piano por Lito Nebbia, autor de la música del filme.

Y es coral, decía, porque con notable inteligencia, Mignogna convocó a una serie de personalidades que conocieron a Evita o que tenían algo para decir a favor o en contra de ella. 

Al inicio, habla una amiga de su infancia quien, como la alumna aplicada que recita un versito escolar, con dicción cuidada pronunciar las "ll" de las palabras; su maestra de la escuela primaria, que supo entrever la vocación artística de Evita. Algunas de las personas que la trataron a poco de llegar a Buenos Aires: el actor Pascual Peliciotta y el modisto Paco Jamandreu. Y una colección de políticos, intelectuales, personas de la cultura.

Un cambalache bien surtido mediante el cual, logró con eficacia Mignogna la construcción de un collage cuyo resultado, deja muy bien parado a la personalidad evocada.

Puesto que si el radical Arturo Mathov escupe bilis sobre la memoria de Evita, Arnaldo Raskoski, se pierde en ditirambos psicologistas y Sebreli hace lo suyo (aunque debe decirse que su recuerdo de la interrupción de su programa radial el 9 de octubre de 1945, es muy eficaz); hay quienes la ensalzan hasta el paroxismo: José María Castiñeira de Dios y Damiro Sáenz, por caso.

Se escuchan testimonios interesantes y valiosos como los de: Cipriano Reyes, José María Rosa, Fermín Chávez, José Pablo Feinmann, Ramón Cereijo. Elbia Marechal, Adolfo Pérez Esquivel, Jorge Abelardo Ramos, Antonio Cafiero, Armando Cabo, el periodista norteamericano, Jack Anderson, quien la evoca con respeto admirativo y el de nuestra amiga Lillian Lagomarsino de Guardo, entre tantos.

Hay dos momentos que quiero destacar.

La edición del bombardeo a la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, con una selección de imágenes de archivo desconocidas hasta entonces, que reflejan la multitud de cadáveres esparcidos a lo largo de las desoladas calles céntricas, con el fondo del tema "Quien quiera oír que oiga"; al igual que la reconstrucción del 17 de octubre de 1945 y, desde luego, la del "Cabildo Abierto del Justicialismo" del 22 de agosto de 1951, cuando estuvo por proclamarse la fórmula "Perón-Perón".

Se escucha la voz de Evita, en algunos de discursos más significativos de su breve, vivificante y fulgurante paso por la vida política del país. Curioso: no se escucha la de Perón.

Y termino con los juicios sentidos de tres antiperonistas que la evocaron con emotividad y respeto.

Ernesto Sabato dijo: "cualquiera sea la opinión política que se tenga, si se es una persona honrada, debe decirse que marcó una época muy importante de la vida nacional. Por su fuerza, una especie de fuerza de la naturaleza, por su empeño, por su tenacidad, por su fervor revolucionario. Incluso por su muerte, una muerte cruel, que llevó con enorme entereza".

Félix Luna, le dedica bellas palabras: "creo que lo que más va a quedar de la imagen de Eva Perón, respecto de la memoria colectiva, es en primer lugar, esa figura llena de una terrible integridad. Es decir, una mujer que no se dejó sobornar por las galas que significaba ser la esposa del primer magistrado. Sino que asumió un papel totalmente nuevo. Y totalmente revolucionario en cuanto a la figura misma". 

Y, luego de la reproducción de un parlamento dicho sin demasiada convicción en una de las pocas películas en las que actuó Evita Duarte (imágenes en las que cuesta reconocerla aún fisonómicamente) dijo Silvina Bullrich: "Aquéllos que han trabajado con ella y que han tratado de dirigirla en cine no supieron ver sus valores. A ella le costaba mucho asimilar un texto ajeno. en realidad lo que ella quería era expresarse a si misma. Por eso, esa falta de cultura cuando tenía que ser una actriz se convirtió en cultura, cuando ella fue actriz de sí misma y su propia autora"


Y concluyó: "Ambiciosa, inteligente, con enorme suerte y una enorme mala suerte. Fue la elegida de los dioses. Consiguió lo que quiso y murió joven". 


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